Experiencia sobre cambios, decisiones, y giros dentro de mi vida.
Mi nombre es Cristian, trabajo en Envíame hace poco más de 6 meses, y curiosamente, si bien tengo 35 años, tengo experiencia de poco más de 3 años trabajando como Desarrollador Backend. Quizás más de alguno se pregunte ¿Qué hizo antes este hombre?. La respuesta se diría que es poco convencional. Estudié Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánica. Cuando digo esto generalmente la gente me dice ¿En serio? o “…el cambio tiene que haber sido muy difícil” o derechamente “demás que te cambiaste por plata”.
Lo cierto es que cuando era joven yo deseaba ser profesor, pero por diversas dificultades de mi vida, ese barco no llegó a buen puerto. Siendo aún joven, pero sin tener un camino claro de que querer hacer con mi vida, y con la responsabilidad de tener una hija, recorrí un largo camino de trabajos que no siempre fueron lo gratificantes que uno querría, ni en lo profesional, ni mucho menos en lo monetario. Esto generaba en mi una terrible sensación de pesadumbre, vivía para sobrevivir, pero no me gustaba nada de lo que hacía.
Paulatinamente los trabajos que fui tomando se iban acercando a la informática, pero siempre de forma tangencial. Era como una fase previa al noviazgo, me gustaba pero no me acercaba a ella. Por momentos creía ser capaz de hacerlo pero inmediatamente surgían dudas en mi mente tales como: ¿será muy difícil estudiar esto? ¿será que no me la podré?. O expresiones tales como: “la gente que estudia esto es super matea”, “tengo que ser cuadrado para entender informática”. De alguna manera, en esa época al menos, creía que la gente quedaba determinada por lo que había estudiado previamente, y que finalmente, existía este mal concepto de que, si uno era bueno en el mundo de las letras (por ejemplo), eso inmediatamente te hacía malo con los números y viceversa.
En un punto de mi vida trabajé como externo en un banco español. Allí conocí a un jefe que, yo creo, hizo que cambiara mi forma de ver las cosas…él me dijo la frase del título de este blog. Éste jefe, hace tiempo que se sentía estancado en su posición, y si bien estaba en una zona de confort, las cosas parecían no cambiar, por lo que decidió solicitar un cambio de área, que lo llevaba a otro lugar del negocio que él desconocía por completo. Cuando me lo contó, reaccioné como probablemente el común de la gente reaccionaría. Diciendo: “pero como se te ocurre, si aquí estas bien, no te van a despedir nunca, tienes un equipo que te quiere”. Allí fue cuando me dijo esta frase (o trato de resumir la idea) mientras dibujaba una curva hacia la derecha en una pizarra de una sala de reuniones. “Uno no se da cuenta cuando la vida comienza a girar, pero mientras va girando, uno piensa que va en línea recta, por eso tenemos que parar y ver donde realmente estamos, porque a veces para poder seguir avanzando hay que girar a la izquierda”.
En el momento seguía pensado que lo que estaba haciendo era una locura. Perder una posición de poder dentro de un banco solo por querer cambiar lo consideraba un suicidio profesional, sin embargo, lo llevó a cabo igualmente. Con el tiempo le di vueltas a esta frase y creo que fue un motivador importante en lo que sucedería con mi vida más adelante. Tenía que atreverme a cambiar, porque la línea recta del proyecto de mi vida se había curvado a tal punto que hasta sentía que retrocedía en lugar de avanzar. Pero este cambio implicaba apostar al todo o nada, porque girar con tal brusquedad podía implicar que iba a perder lo poco que tenía, y que podía quedar sin nada entre manos.
El inicio del cambio
Así fue como postulé y entré a trabajar a mi primer trabajo de TI. Recuerdo que era un ambiente grato, pero constantemente vivía lleno de dudas. No sabía si lo que estaba haciendo era correcto o no. Me llegaban ofertas de empleo de contactos anteriores que rechazaba, pero lo hacía con un abierto temor, sin saber si las decisiones que tomaba para persistir en el camino de la informática eran de verdad lo adecuado o no. Mientras estuve ahí sentí miedo de forma permanente: a que me despidieran y no poder volver a lo que tenía antes, a quedarme varado en la nada y sin alternativas, siendo que era el sostén de ya mi propia familia.
De todos modos no fue malo, adquirí experiencia, conocimientos, amigos, y cuando sentí que ya estaba preparado, la oportunidad de entrar a Envíame llegó a mi como si de alguna manera la vida me estuviera diciendo que era el momento adecuado para partir. Era un nuevo paso que quería dar, pero nuevamente vino a mi ese pensamiento, que te dice que no apuestes, que no te la juegues, o que juegues a seguro.
La llegada a Envíame
Me acordé de ese jefe, y por supuesto conversé con mi esposa, quien me apoyó frente a cualquier decisión. Me decidí. Gracias al torbellino de la vida estoy aquí hoy en día y creo que es la mejor decisión que he tomado. No solo he logrado crecer en lo profesional, sino que he ganado seguridad respecto de lo que hago, porque no siento esa presión de sentir que me van a despedir de forma inminente, y esa sensación de paz me da la tranquilidad para hacer un mejor trabajo. Creo que eso es lo bello de este equipo: la sensación de apoyo transversal y la horizontalidad en el trato, lo que motiva a integrarse y sentirse en un lugar tranquilo y seguro, donde no se te va a castigar sino a enseñar frente al error, en base a una idea de conocimiento colaborativo.
Sin lugar a dudas esto no hubiese sucedido si no me hubiese atrevido a cambiar, a moverme de carrera, de trabajo, y de vida quizá. Y eso es lo que quisiera destacar. Hay que moverse a pesar del miedo, porque la vida es esta nomás. Si mirándose a sí mismos sienten que han perdido el norte de su propias metas, o no reconocen el camino que tienen por delante, atrévanse a girar y apostar a algo nuevo, porque los miedos no son más que obstáculos que se pueden sobrepasar con voluntad, trabajo, y el apoyo de un entorno que te cobije y entienda. Eso ha sido mi familia, amigos, y por supuesto, el maravilloso equipo de TI en Envíame. Así que atrévanse. Si alguien que esté leyendo esto es un prospecto de TI, debes saber que vienes a un ambiente que te va a ayudar en todo, porque somos hormigas y juntas somos capaces de cambiar y lograr grandes cosas.