La importancia de entender el error como una oportunidad estratégica de mejora continua.
Es muy probable que algunos de nosotros hayamos trabajado en organizaciones en donde sentimos la presencia maligna e imponente de una guillotina invisible que espera a que cometamos un error, para así, actuar frente a él y ponernos “de patitas en la calle” por medio del temido sobre azul.
En culturas de este tipo, es muy común que el gran objetivo se convierta en actuar “Salvaguardando mi pellejo”. Es decir, mi energía, mi tiempo y esfuerzo lo dedico a respaldarme de tal modo en que sea imposible culparme de algo, porque el error es considerado pecado capital y es increíble cuan hábiles nos volvemos en buscar culpables cuando se trata de sobrevivir. Todo esto, a costa de colaboración, el trabajo en equipo y propiciando un ambiente mezquino y rodeado de trampas y zancadillas que nos hacen sentir que cada día en nuestro puesto de trabajo es una guerra por sobrevivir.
Pero, ¿Cómo podría surgir innovación de una cultura así? ¿Cómo aprendo y mejoro mi performance profesional en un escenario de cristal, en donde piso, toco e interactúo en cada dimensión con una fragilidad que me atemoriza e impide que quiera arriesgarme o tomar decisiones? ¡Terrible dilema es el que enfrentan todos aquellos valientes que buscan ser pioneros y agregar valor a su trabajo y a la organización a la que pertenecen!
En Envíame nos alimentamos de la valentía de quien busca explorar nuevas y mejores respuestas, soluciones tanto para problemas ya existentes, como para nuevos dilemas y desafíos a los que nos enfrenta el mundo actual. Entendemos estratégicamente que “no se puede hacer una tortilla sin romper huevos”.
Somos Exploradores, porque nos gusta mirar de frente lo desconocido, responsabilizarnos de nuestros actos y utilizar un eventual error como una importante oportunidad de aprendizaje y mejora continua.
Por tanto, en la cultura Envíame aceptamos el error cuando es involuntario, sin mala intención y no proviene de negligencia, por el contrario, vemos el error como una oportunidad de crecer, de trabajar en equipo y de fortalecernos.
No nos permitimos NO actuar por temor al error, y cuando uno de nosotros se equivoca, todos apoyamos en encontrar la solución.
Poner el foco en la solución y no en quien cometió el error, propicia un ambiente que te invita a jugar, a explorar, a generar propuestas y cometer ciertos riesgos. No construimos nuestros aprendizajes en mármol, nos interesa mantener las cosas ágiles para actuar con rapidez, responsabilidad y valentía.
Y tú, ¿Te sientes un explorador?